domingo, 6 de febrero de 2011

Vamos a Cala Cerrada


Ruta circular desde La Azohía al collado de Juan Catalina y regreso por Cala Cerrada

Ha amanecido un precioso día invernal. La mañana aun retiene la humedad de la noche, pero el sol brilla en lo alto. No hemos madrugado, ya que esperamos comer en ruta y regresar por la tarde.

Con esta idea, en buena compañía, y tras dejar el coche frente al embarcadero de La Azohía, emprendemos el camino a las 11 h. hacia la torre de vigilancia costera de Santa Elena, que cierra la Bahía de Mazarrón por su extremo cartagenero de la Azohía, coqueto pueblo pesquero-veraniego que conserva la tradicional arte de pesca de la almadraba en sus aguas.

Torre de Santa Elena

Desde la torre, despreciamos las indicaciones de GR-92 y tomamos otro sendero mas interior que nos encamina a nuestro primer desafío de la mañana, El ascenso al Cabezo de la Panadera. Suave pero continuada ascensión rodeados de espartales y romero, vegetación que nos acompañará durante toda la jornada.


El ascenso es mas bien intuitivo, ya que hay numerosos senderos que atacan la ladera. No obstante no presenta ningún problema seguir los irregulares hitos de piedra que nos llevan hasta la alargada cima.



Cabezo de la Panadera

Una vez arriba, la ascensión nos ha llevado unos 25 minutos, y tras disfrutar unos minutos de las excelentes vistas, comenzamos el cresteo por la cuerda que nos va aproximando hacia el collado de los 7 cucones, encrucijada de caminos donde volvemos a encontrar el sendero de gran recorrido que no tomamos en la torre. Al fondo las antenas del centro reemisor de TV.




En primer término el Collado de los Siete Cucones

El camino continua después de rebasar las antenas atravesando áridos parajes de gran belleza, en demora de la carretera de acceso a las baterías de Castillitos y Jorel


Colgada sobre el Mare Nostrum


Tras dos horas y media de caminata, llegamos a la carretera, observando las dos infraestructuras, la antigua y la moderna. Aunque aun nos queda algún destrepe, pronto pisamos el asfalto por el que discurre buen tráfico camino de la mas visitada batería costera de la zona.


En el collado de Juan Catalina, tomamos hacia poniente un cómodo sendero que inicia el descenso orillando un bosquecico de pinos situado en umbría cuyo frescor nos anima y nos da fuerzas para concluir la primera parte de nuestra ruta sobre la grava de una de las mas increíbles calas de la costa cartagenera.


Cala Abierta, y al fondo Cala Cerrada

Es el momento de descansar y reponer fuerzas de cara al regreso, disfrutando, en compañía de unos veleros fondeados, de tan idílico lugar.



El ascenso para continuar en dirección a La Azohía lo hacemos por el barranco que se abre en el extremo norte de la cala. Ahora es cuando nos pesan los excesos gastronómicos perpetrados.


Una vez arriba del barranco retomamos el sendero que contrariamente a lo que nos esperábamos, no discurre llaneando, sino vadeando unos tras otro los cauces de aluvión que descienden de la Panadera hasta llegar a la senda militar de mampostería que en cómodo pero continuado ascenso nos elevan hasta una cota de 180 metros antes de dejarnos caer, tras volver a enlazar con el GR-92, hacia nuestro punto de salida en la torre de La Azohía, tras dos horas de caminata en sube y baja desde Cala Cerrada.


Al fondo el Collado de Juan Catalina y El cabezo del Atalayón


Empieza el ascenso por la senda militar

Se aprecia el zig-zag que hemos remontado

Ya queda poco

Son las 17:30 cuando fundidos, nos dejamos caer en brazos de la "rubia" a contemplar el atardecer sobre la bahía y los barcos de la almadraba.



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