viernes, 30 de octubre de 2009

La Casa del Comandante

¿Qué tal si nos vamos a buscar una de las construcciones litorales aisladas y mejor conservadas para su uso como refugio? Pues eso fue lo que nos propusimos la tarde del 16 de octubre, bajo un inmaculado cielo otoñal y con una temperatura casi veraniega.

Dejamos nuestro coche en el paraje de El Rincón, junto a la carretera de El Portús para empezar la ascensión por las faldas levantinas de la Muela camino de la ermita donde se venera la Virgen homónima. Tras superar las empinadas rampas y dejar atrás dicha ermita y la fuente del Negro, tomamos en la primera curva a izquierdas un estrecho sendero que a través de la boscosa nos coloca rápidamente en el más meridional de los claros desde los que se observan las paredes que guardan la cima de la montaña. Una hora y diez minutos habíamos consumido en este punto, sin haber sido necesario descansar, ya que aunque la subida es continua y monótona, no lo es tanto como para detenerse.

Ya desde la explanada enlazamos con el angosto sendero que parte serpenteando la vertiente sur del monte en dirección al Cabezo Colorado, atravesando finalmente en dirección sur el collado que forman dicho cabezo y el extremo occidental del macizo cimero de La Muela. Este tramo es casi llano y discurre entre un espeso bosque de pino carrasco de escaso porte, que en tramos dificulta el transito, y que aprovecha algunos tramos erosionados por las escorrentías de agua.






Una vez en el collado, divisamos por completo lo que nos queda del camino a recorrer y nuestro objetivo final, la construcción que en la ladera norte del cabezo de la aguja nos espera. Todo ello iluminado por los oblicuos rayos del sol que ya va encaminándose hacia su ocaso.





la Casa del Comandante y el puesto de observación



Como el camino no es muy exigente, reemprendemos el camino y comenzamos el pronunciado descenso por el llamado “camino del Inca”. Es éste un sendero que transcurre entre el collado en que nos encontramos y Cala Aguilar, con parada en la casa del comandante. Es un sendero de piedras, sostenido por muros de mampostería que en recto en algunos tramos y otros en zigzag desciende por la ladera sur de la Muela. El transcurso del tiempo y la falta de mantenimiento hacen huella en él y se pueden apreciar varios derrumbes y la invasión de matorral en algunos tramos.










El descenso pese a lo pedregoso del camino lo hacemos en aproximadamente 30’ hasta situarnos en el Collado de la Aguja. En este punto cruzamos el sendero señalizado GR-92 que desde el Portús recorre el litoral.

Ya hemos llegado, y las someras instalaciones militares se encuentran ante nosotros. El aljibe, la vivienda, y arriba de la loma, el puesto de observación que da sentido a las anteriores.


El aljibe


La vivienda


La vivienda se encuentra en buenas condiciones. Faltan las ventanas delanteras y la puerta, pero por lo demás está limpia, “amueblada” con sillas de colegio y una mesa, así como enseres diversos (velas, libros, escoba y recogedor… ) que junto a los numerosísimos grafitis han ido dejando los que por ella han pasado. Puede en fin cumplir una función de refugio de montaña, aunque un ligero mantenimiento por parte de las autoridades no le vendría mal, sobre todo para evitar su más pronto o tardío derrumbe y pérdida definitiva. Las vistas desde el punto de observación de la cima son como no podía ser de otra manera, espectaculares. Además la hora cercana al ocaso hacen mas bonita si cabe la observación. Como ya viene siendo habitual en nuestras rutas, es ahora el momento, tras la anochecida y disfrutando del silencio, solo roto por el viento y por el lejano rumor de las olas, de sacarle partido a los enseres que hemos transportado y cocinar unas sabrosas y reparadoras gachas manchegas, que asentarán nuestros estómagos y entonarán nuestros cuerpos ante el incipiente fresco de la noche. La lectura de alguno de los cuentos de los libros que encontramos aquí cerrará la velada.



Cala Morena


Ha amanecido un nuevo día, y los oblicuos rayos del sol que desde levante nos iluminan dan una plasticidad diferente a las laderas que nos rodean. Es el momento después de desayunar y recoger, de ponernos en camino. Hemos decidido bajar a cala Aguilar antes de iniciar el retorno. Para ello dejamos nuestras mochilas e iniciamos el descenso que en 35 minutos nos sitúa sobre la gravilla de esta cala en donde desemboca una rambla. Es sábado, y encontramos allí a piragüistas, pescadores y buceadores disfrutando de la mañana y el tranquilo mar.





Descenso a Cala Aguilar





La playa


Son las 11 de la mañana cuando retomamos el camino de vuelta hasta el collado donde tras recoger las mochilas y descansar continuamos el ahora sí, bastante duro ascenso hasta el collado del cabezo colorado y de ahí a la fuente del Negro en donde paramos a las 13 horas para refrescarnos con el abundante agua que mana de la misma y disfrutar a la sombra de los pinos del agradable lugar.


El camino del inca




Tras la comida descendemos la pista forestal dando por concluida la excursión frente a un rehidratante tanque de cerveza en Ramírez & Isabelita.

Empezamos el descenso desde la fuente del Negro


Está claro que volveremos, bien por este camino o a través del que discurre desde el Portús hasta la Azohía por Los Boletes

miércoles, 7 de octubre de 2009

Londres

Pues sí, estuvimos en Londres.

Y que mejor época para visitar esta ciudad que el mes más lluvioso del año, que en estas latitudes es octubre. Pese a todo la lluvia, que si que hizo acto de presencia en varios momentos, no nos impidió realizar las actividades que programábamos cada día y que nos permitieron conocer varios y muy diversos barrios, ambientes y formas de vivir esta cosmopolita ciudad, así como sus principales tesoros, encerrados en sus museos o expuestos en sus calles.
En total fueron cinco días aprovechados intensivamente tomando como base el curioso, por llamarlo de alguna manera, hostal que instalado en una típica casa londinense junto a la Estación Victoria, nos servía para descansar por las noches de las caminatas diarias y preparar las del siguiente día.

Los mercados de Camden y Convent Garden, los lujosos comercios del centro, el variopinto barrio del Soho, China Town, las riberas del Támesis, las casas del parlamento, los museos de las ciencias, británico, de ciencias naturales, los clásicos pubs ingleses… En fin un recorrido muy completo por una gran ciudad, la primera gran capital europea que conocemos. ¡Cosas del low cost!

Las casas del Parlamento

¿Unas birritas, aunque sean tibias?

¿Una vuelta en Bus?

Hide Park

Camden Market

Camden Market

El Tamesis de noche

Nuestro hotelito

La cabina de teléfono... ¿o un WC público?

Comercios encantadores

Gris sobre gris. Típico londinense

El Belfast en su retiro dorado