El día amanece despejado en las tierras bajas, aunque el
viento ya avisa con su rumor entre las ramas de los pinos que quiere ser
protagonista así como espesas nubes permanecen pertinazmente asidas a las
alturas de la sierra.
Dejamos el coche en el aparcamiento de la ermita de la virgen de la Cabeza y nos encaminamos
hacia el jardín botánico con una fresca temperatura en torno a los 4-5 grados.
Una vez en la instalación lo dejamos a nuestra derecha y nos metemos en el
barranco que asciende junto a la valla en dirección sur desoyendo las indicaciones
de la empleada del jardín que nos insistía echar por el camino.
De esta forma ascendemos hasta la cota de 1690 metros ya
pisando abundante nieve, lugar en el que comienza el sensacional sendero en
zig-zag que nos llevará ya envueltos en la niebla que nos oculta casi de
continuo las vistas al valle.