Habíamos leído que la Sierra de las Villas era solitaria, pero realmente no nos esperábamos que en todo el día desde que dejamos la carretera que une el Tranco con Villanueva del Arzobispo no veríamos absolutamente a nadie.
La estrecha carretera que asciende hasta el corazón de la sierra ya de por sí es un espectáculo por lo recóndito, aislado y agreste del paisaje.
Dejamos el vehículo y comenzamos el ascenso a Cabezo Tarraso de 1725 metros de altitud través de un barranco cubierto de espeso pinar y con una fuente a media subida.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgbFJQWTvFPBJckat1yB-8csHW5Z4_vvVtsCoTYEJ8pJIO0AqQrYsoP142-IzLCGQVLKbpktKyiW2Jo_pfKFsgX7pQiVqicuxHInXxwIbmyRPfrWDYfU4hd1sFX7Wxosde6tuuDaRSEn4cC/s400/Caballo+Torraso_01.jpg)
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Al coronar el barranco salimos un terreno despejado de bosque y encaramos la caminata de acercamiento a nuestro objetivo. El frío matutino no termina de sucumbir al limpio sol que nos acompaña.
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