Primero de septiembre y muchas ganas de salir a la montaña,
desempolvar las botas y volver por las andadas, nunca mejor dicho.
Ya han caído las primeras lluvias, bueno, aquí no pero en el
resto de España y quizás por solidaridad han bajado ligeramente las
temperaturas de este corto verano de 2013. Total que se han alineado los astros
y se dan las condiciones optimas para salir de excursión de nuevo…
Uf…
¿Salir de excursión?
¡Que expresión más trasnochada!
Ahora se hace monte, senderismo, trekking, etc.
¿Pero salir de excursión?
¿Eso qué es?
Yo estas cosas nunca he conseguido hacerlas, ya que pese a
que lo he intentado no me termina de salir nunca bien.
Normalmente cuando voy a hacer monte, llego al sitio, y ya
se me han adelantado otros y los montes ya están hechos y no caben mas, con lo
que nunca puedo hacer monte por mas interés que ponga.
Con lo del senderismo me pasa mas o menos lo mismo. No he de
decir que nunca lo haya logrado, que sí, que alguna vez lo he hecho. Pero hay que
reconocer que la mayoría de las veces tengo que combinar el senderismo con el
caminismo el campoatraveserismo e incluso, aunque es lo que menos me gusta con
el carreterismo. El caso es que senderismo, senderismo, en sentido estricto,
casi nunca.
Del trekking, ya ni hablamos. Esto creo que es algo parecido
a lo nuestro, pero cuando lo hacen guiris. Me parece que hay que llevar judías
pintas con tomate para almorzar si quieres hacer trekking del bueno.
Además y quizás lo mas grave de todo, cuando haces monte,
senderismo o trekking tienes que llevar para almorzar, bebidas isotónicas,
barritas energéticas o zumos de fruta. Sí hombre, de esos que luego te vas
encontrando las envolturas tiradas a lo largo del camino o en los lugares de
sombra donde puedes descansar. Si se te ocurre hacer senderismo o monte y
llevar en el zurrón un buen trozo de queso, pan y un cuartillo de vino para su
buen pasar y alguien te descubre, te mirará como si te hubieras acabado de bajar
de un platillo volante con ET.
Por lo tanto yo he pensado seguir haciendo lo mismo de
siempre, que es salir de excursión, al campo o subir al monte, y así con esa
definición entre cutre, casposa y trasnochada, no está tan mal visto llevarse para
almorzar alimentos naturales, queso, jamón, empbutidos de la zona en que esté,
higos, orejones sin envoltorios ni embalajes. Hasta salazones he llevado, que
después de una buena sudada vienen de vicio parra reponer electrolitos.
Y así si alguien me ve, le digo que es que yo es que estoy
de excursión y mira por donde la cosa cambia, y ya te miran como dándote por
perdido para la causa y se marchan con su isostar y su barrita energética,
cuyos embalajes tienen posibilidades de quedar abandonadas sobre algún arbusto
del camino. La corteza de mi queso y lo duro del jamón se lo va a comer mi
perra, mientras que las hormigas, antes siquiera de irme, ya están retirando
las migajitas del buen pan redondo que han caído al suelo. Ah y la bota con el
vino sobrante me la llevo de vuelta, que vale una pasta.
Ni rastro pues de que allí estuvo uno de excursión.
Pese a todo, en el título de este mismo blog, pongo la palabra
senderismo, ya que si no, con el Google no nos encuentra ni el Tato.
Que manera de enrollarme. Y yo que venía a explicar mi excursión, del sábado, primera de la temporada. Y el caso es que era noche cerrada cuando dejamos la moto en el Parque de Tentegorra y enfilamos el camino de Collado Roldán.
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Tempranito a los caminos |